Stop callin {G.U}

Había tenido un día agotador, se lo había pasado yendo de entrevista en entrevista promocionando su última pelicula. Al principio no había sido tan terrible pero cuando iba por la septima entrevista ya empezaba a cansarse y poner gesto malhumorado cosa que a su agente no le gustó y le pidió que fuera más simpático con los periodistas. No era culpa suya, ellos tampoco lo eran con él, no hacían más que preguntarle sobre su vida personal con quién salía o con quién dejaba de salir y dejaban su pelicula de lado. Agradeció a todos los dioses cuando aquello terminó y se pudo ir a casa. Allí se relajó, estuvo metido un buen rato en su bañera y después se cambió. Y tras pensarselo mucho, decidió salir.

Tomó su moto y se dirigió a la costa, concretamente a los muelles. Aparcó la moto en un lugar especial para solo motocicletas y luego se dirigió dando un paseo por el muelle, observando el mar. Iba vestido con unos vaqueros y una camiseta, y unas gafas de sol ocultaban parcialmente su rostro. Tal vez en cualquier otro momento hubieran descubierto que era Gaspard Ulliel pero estaba anocheciendo y empezaba a haber poca luz por lo que sería díficil distinguirlo. El sol comenzó a ocultarse dejando una bonita vista sobre el mar, parecía que el sol se hundía en las aguas hasta terminar por apagarse, dejando una preciosa estampa. El francés tras ver aquello, continuó caminando y hasta se quitó las gafas al notar que la gente iba yendose poco a poco hasta quedar aquello bastante solitario aunque aún se podían ver varias personas sobre todo parejas que paseaban tomados de la mano.

Se apoyó en la barandilla de un pequeño mirador que allí había, observando ensimismado el mar algo embravecido. Las olas rompían contra el muelle, y dejaban una bonita melodía al pasar que realmente a él lo conseguía relajar bastante. No había nada mejor que escuchar el mar para calmarse.

El francés se mantuvo un rato más apoyado en la barandilla observando el agua y sintiendo la agradable brisa chocar contra su rostro y que hacía mover sus cabellos revolviéndolos y al mismo tiempo que él mismo intentaba volver acomodar su pelo con una mano. Pasado unos minutos decidió seguir con el paseo nocturno.
Metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros y sus pasos avanzaron por la orilla de la bahía. Su rostro estaba despejado ahora, se había quitado las gafas de sol al ver que empezaba a oscurecer, además ya no había tantas personas como antes para que lo reconocieran. Estuvo un momento más caminando y luego tras mirar la hora en su reloj, pensó que era hora de volver por lo que aceleró el paso para dirigirse hacia donde tenía su moto aparcada. Aunque aquello se le fue de la cabeza al observar a una persona sentada en el suelo fumando y que tenía cierto parecido con alguien a quién él conocía. Se acercó un poco más para verla, tan solo para asegurarse de que no era ella, porque estaba convencido de que no podía ser que diera la casualidad de encontrarse con ella allí. Pero así fue, se sorprendió bastante al ver a Kristen y después de la sorpresa, estuvo feliz de verla de nuevo. Acortó el camino que había entre ellos hasta situarse frente a la chica y robarle con habilidad el cigarrillo que estaba sacando.
– No deberías fumar, acabarás con los dientes amarillos y nadie querrá besarte. – Le dijo con una amplia sonrisa, bromeando mientras se guardaba el cigarro y después le hacía un gesto con la mano a modo de saludo. Y no era para fumárselo, él había dejado aquel vicio hacía dos años cuando se dio cuenta de que ya no podía subir las escaleras de su casa sin llegar arriba con la lengua fuera y sin poder respirar, decidió dejarlo y a pesar de que fue duro, valió la pena.
– Por cierto Stewart, estoy empezando a pensar de que me acosas, allá donde voy, estás tú. – Comentó en tono divertido, observándola mientras se sentaba en el suelo junto a ella.