Imperfect World {Libre}

No era exactamente que me encontrara abrumada de tanto trabajo. Sin duda abundaba por montones y casi ya no pasaba tiempo en casa. Las únicas razones de estar en ese lugar eran idénticas a lo que me encontraba haciendo; trabajar. Y si, pues, no era la chica a la que le gustaba andar de un lado para otro. Bien sabía que era divertido, conocer cada vez más distintas cosas y no vivir siempre con la misma monotonía. Pero muchas veces se necesitaba de tener de su propio tiempo para no sentirse fatal. Aun no llegaba ese punto, pero bien sabia que prono sucedería.

Distintos flashes me bañaban el cuerpo en un hermoso vestido lila. Las poses cambiaban cada cuando con el chasqueo de los dedos de mi compañero de vida, esa persona con la que era básicamente no sobrevivir. Pues ¿Qué seria sin él? Nada de lo que soy ahora. El solo lograba entenderme, aun así que saliera con sus estupideces de los desnudos, yo nunca aceptaba tomar ese trabajo. No era de fiarme tanto de los tipos, pero aun así confiaba plenamente en que me entendería en estos momentos. Pensé un poco en romper con la sección de fotos. Mientras más pasaba en pensamiento por mi mente, mas rápido me arrepentía en hacer eso. Pero no me sentía del mejor ánimo.

Cerré los ojos y bufe. Varias miradas fueron vistas cada vez más por mí. Seguido solo me fui caminando con unas gafas de sol. El silencio se hacía viviente. Solo atravesé la puerta y un montón de murmullo logró captarse desde donde me encontraba. No espere para salir a vagar y tomarme un poco de aire. En la noche era un poco más fresco, pero eso no incomodaba en nada. La caminata simplemente se alargaba cada vez más y no pretendía detenerme en ningún momento. Solo quería sentir ese silencio dentro de mí. Alejarme completamente del mundo y sentir por vez primera mis propios pensamientos y no el de los demás.

Pero basto con ser suficientes pensamientos como para dejarme completamente aislada del mundo. Mi despiste sí que salió a borde de la tierra. No le prestaba atención a nada y casi ni me daba cuenta de algo que golpeaba contra mí. Parpadee un poco desorientada y meneando la cabeza. La imagen se hizo más clara y logre ver ese cabello achocolatado tan lindo que apreciaba tanto. Se trataba de Wero, una de mis mejores amigas. Podría decirse que era pura casualidad encontrarla aquí, justo como nuestra fama incremento por la misma página de internet y unas cuantas fotografías. Una sonrisa surco mi rostro y después se puso algo serio.

Ella había caído, y yo aun no salía de ese estado. No me dio ni tiempo de ayudarla o de recoger su teléfono celular. Sin embargo, ella ya se había puesto en pie. Por lo que solté el aliento que estuve reteniendo por pocos segundos. Volví a sonreí mostrando ligeramente algo de mi dentadura.- ¡Hey, Wero! ¿Te encuentras bien? –le pregunte con aquel tono de preocupación que siempre se disponía a salir cuando sucedían cosas familiares. Esperaba no hacerle daño alguno.

Para mi ella era como mi hermanita. Tenía en cuenta la edad que ya tenía, pero para mí era básicamente imposible no verla de esa manera. Era la simple amistad que lograba cambiar todas las cosas. Desde un ámbito pequeño a uno gigantesco. Y quien sabe, no éramos las personas indicadas como para decir que en verdad nos llevábamos bien. En mi parecer así lo era, en cambio no sabía acerca de ella. Pero cada aspecto de su rostro me lo confirmaba como sin unas luce de neón afirmaran mis pensamientos.